sábado, 26 de febrero de 2011

Irrefrenable cuestionamiento.


Cuando lo escuché me recorrió una mezcla de escalofrío con mariposas en el estómago. Esa única palabra, me abrió una caja de dudas, y me anuló absolutamente todas las certezas que podía tener, por más mínima que fuera.
 No creo que mi persona en sí pueda calificarse con un adjetivo tan halagador. Tal vez sí se pueda decir eso de mi personalidad, pero pensar eso me hace sentir una persona egocéntrica, que por supuesto no quiero ser.
 Se supone que debería estar feliz, pero lo único que logré fue hundirme en un mar de dudas y más dudas, que me lleva a un irrefrenable cuestionamiento acerca de la razón por la cual siempre tropiezo con la misma piedra. A lo que respondo con: “Es que te ilusionas fácilmente”. Está conclusión me lleva a distintos caminos:
A – Podría ser que esa palabra fuese tan genuina como su posible sentimiento hacia mí, y concuerde con todas sus acciones previas.
B – Sea tan solo un gesto de cariño, por el cual yo puedo actuar:  ilusionándome, o dejando todo como estaba.
C – Puede que no signifique absolutamente nada y yo esté haciendo mucho escándalo, cosa que creo bastante posible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario